El día martes 27 de marzo 2018 mi hijo de cuatro meses hizo seis veces la deposición, (tres en la mañana y tres en la tarde), así siguió hasta el jueves 29 día en el que decidí visitar al pediatra con el fin de que lo revisará puesto que hasta el lunes 26 del mismo mes mi bebé hacía una deposición diaria (rara vez dos).
Sin embargo, no hubieron cambios ni en su comportamiento ni en su apetito por lo que todo parecía normal salvo el número de deposiciones.
Luego de oscultarlo, pesarlo, medirlo y de hacerme preguntas sobre su comportamiento. Me indicó que era necesario dejar pasar siete días (contados a partir del día martes 27) para volverlo a evaluar. Pasaron los días y el número de deposiciones no disminuyó razón por la cual visité nuevamente al pediatra quien pesó a mi bebé para verificar si éste había ganado peso.
En cinco días mi bebé había subido 120 gramos, y su comportamiento era el acostumbrado por lo que el facultativo me supo indicar que lo que mi hijo tenía era un desorden digestivo conocido como Diarrea Funcional o Diarrea Benigna que no compromete ni el crecimiento ni el aumento de peso del bebé.
La alimentación de mi hijo es lactancia mixta (es decir le doy el seno y también fórmula). El pediatra recomendó eliminar los lácteos de la dieta de mamá, y segundo, cambiar de fórmula por otra que tenga la proteína de la leche de vaca más desdoblada. Acaté las instrucciones del doctor por dos semanas seguidas, observando que desde el noveno día mi hijo hace dos deposiciones diarias.
Cumplidas las dos semanas y al acabarse el segundo tarro de la nueva leche de fórmula, le empezamos a administrar nuevamente la fórmula que llevaba tomando desde sus primeros días de vida. Pero la mamá sigue sin consumir lácteos ni sus derivados, ésto con el fin de descartar que dicha fórmula sea la que perjudica a mi bebé. De ser así se debe suspender el consumo de lácteos durante la lactancia.
En conclusión no creo que haya sido diarrea funcional lo que deduzco es que es intolerancia a la proteína de la leche.